¿De dónde procede la anestesia local?
La palabra anestesia derivada de la conjunción griega formada por an que significa “sin” y aesthesis que significa “sensación”, tiene un largo recorrido a través de la historia; apareciendo por primera vez en la obra de Platón (Timeo) como una práctica “sin sensación” o proceso por el cual se anulaba la sensibilidad.
Con la aparición de la escritura y palabra escrita en Mesopotamia alrededor del 4000 a.C ésta concepción o práctica todavía ritual utilizando derivados opiáceos como el extracto de amapola u otras sustancias anestésicas, como opio mezclado con vino, cannabis, hielo o alcohol…etc; fueron transmitidos de forma oral facilitando la tradición del uso sin dolor en ciertas intervenciones quirúrgicas incipientes.
No es hasta el principio del sigo XIX cuando aparecen los primeros anestésicos, esta vez relacionados con el mundo de los gases. Horacio Wells con el óxido nitroso y William Morton; demostraron la efectividad del gas éter como anestésico general utilizados hasta mediados del siglo XX, momento en el cual fueron sustituidos por otros agentes más potentes como el halotano o el desfluorano dejando finalmente a un lado los gases para el uso de la anestesia general.
Así pues; la verdadera innovación en odontología surge cuando aparece la anestesia local efectiva de la que hablaremos en el siguiente artículo; un avance sin precedentes por el cuál la sustancia anestésica se aplica directamente inyectada sobre los tejidos de la zona concreta donde se va a intervenir, anulando el estímulo que provoca al cerebro la respuesta al dolor, presión y tacto. La anestesia local relacionada en su inicio con la cocaína, evolucionará en otros agentes anestésicos sintéticos, como la procaína y, finalmente, la lidocaína; el anestésico local más utilizado actualmente junto con la articaína y/o epinefrína con vasoconstrictor para aumentar su efecto y prolongar su tiempo de acción.
Gracias a estos avances en anestesia local, cualquier tratamiento dental, desde el más sencillo al más complejo; nos permiten confiar plenamente en nuestros profesionales odontólogos y tener la completa seguridad que ningún procedimiento va a causarnos en ningún momento dolor; ya que incluso antes de inyectar la anestesia, se aplica de forma tópica un insensibilizante puntual.
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