El consumo de alcohol es perjudicial para nuestra boca
Existen diversos hábitos que favorecen de forma directa la aparición de enfermedades bucales. La mala alimentación o el tabaquismo son los más conocidos, pero también tiene una incidencia importante el consumo excesivo de alcohol.
El alcohol etílico o etanol es el componente activo esencial de las bebidas alcohólicas que afecta a la cavidad bucal. Por un lado estaría su efecto estético: produce tinción de los dientes y genera mal aliento. Por otro, estaría la aparición de diversas patologías bucales, como caries, erosiones en los dientes, inflamaciones gingivales e incluso cáncer.
Muchos de los cánceres de boca, garganta y laringe son atribuibles al consumo frecuente de bebidas alcohólicas. De hecho, el cáncer bucal es uno de los diez más frecuentes a nivel mundial y de los más agresivos.
El consumo excesivo de alcohol también reduce la producción de saliva, una situación que provoca deshidratación de la cavidad bucal y un aumento de la placa bacteriana que es la principal causa de enfermedades periodontales. Esa sequedad de la boca también está detrás de la aparición de la halitosis.
Las bebidas alcohólicas pueden modificar la acidez natural de nuestra boca, que ronda entre el 5,6 y el 7,6. En el caso de combinados con bebidas ácidas carbonatadas, como los gin-tonic, nos podemos encontrar con pH inferior a 2,5, en el que los efectos de erosión y desmineralización de los dientes son evidentes.
Es evidente que por tomarnos un vino o un combinado no vamos a sufrir patologías bucales, pero hábitos de vida en los que este tipo de bebidas sean muy habituales, acompañados de una falta de higiene bucal, pueden provocar a la larga la aparición de problemas graves de salud.
Es importante que las personas que habitualmente consumen alcohol no duden en visitar a su odontólogo, quien aconsejará sobre los mejores hábitos de vida para poder disfrutar de una excelente salud bucal durante muchos años.