Ojo con nuestra boca en verano
Por fin llegan las esperadas vacaciones para todos. Tiempo de descansar, pasar más tiempo con la familia, salir a cenar, ir a la playa…en ocasiones tenemos tiempo para todo menos para cuidar nuestra higiene bucal. Y esto no debería suceder.
El hecho de que salgamos más no está reñido con no poder limpiarnos la boca después de cada comida. Si vamos a comer o cenar fuera de casa es importante que nos preparemos un pequeño kit con el cepillo de dientes, la pasta y los cepillos interdentales o la seda. En el mercado venden cepillos plegables para que nos quepan en cualquier bolso o en el bolsillo.
Y si te vas de viaje y eres de los que utilizas para dormir férula de descarga, no se te puede olvidar meterla en la maleta. Si estamos sin ponernos la férula cierto tiempo, puede ocurrir que luego no te ajuste debido a que los dientes tienden a moverse.
El no cepillarnos con regularidad nos puede traer problemas. Pueden aparecer caries provocándonos dolor o mal aliento, lo que se conoce como halitosis. También puede que nuestras encías sangren o se inflamen, debido a una gingivitis.
En verano aumentamos el consumo de alimentos y bebidas con alto contenido en azúcar, como helados y refrescos. Debemos limitar el consumo de estos alimentos porque alteran el pH de nuestra boca y pueden contribuir a la aparición caries. Si tomamos bebidas ácidas, debemos tener en cuenta que, un consumo excesivo, puede dañar nuestro esmalte. De esta manera nuestros dientes quedan más debilitados ante el ataque de las bacterias que causan la caries, además de provocarnos más sensibilidad al tomar alimentos o bebidas frías.
Para paliar todos estos inconvenientes es muy importante estar bien hidratado en todo momento bebiendo abundante agua. La saliva es el primer protector de la boca: frena la caries, diluye los azúcares, mantiene el pH de la boca y aporta el calcio y fosfato necesarios para remineralizar el esmalte.
Por eso te recomendamos que cuides tu boca también en verano, a ella no la des vacaciones.