Si no cuidas tu cepillo de dientes, no cuidas tu boca
Siempre hemos dicho que para tener una boca sana es imprescindible cepillarse los dientes tres veces al día y usar cepillos interdentales o seda para limpiarnos entre los dientes, pero para ello debemos cuidar nuestro cepillo y limpiarlo adecuadamente para que este pueda hacer bien su trabajo.
En numerosos estudios se ha demostrado la capacidad de las bacterias y hongos para crecer en las cerdas del cepillo, por eso es fundamental que tomemos una serie de precauciones:
– No compartir el cepillo de dientes con ninguna persona. Podemos transmitirle alguna enfermedad o viceversa.
– Cambiar el cepillo cada 3 meses o si hemos sufrido alguna enfermedad como la gripe o infección bucal. Si seguimos utilizando el mismo cepillo, puede que los gérmenes permanezcan ahí y volvamos a contagiarnos.
– Después de cada cepillado, debemos lavarlo con abundante agua debajo del grifo, para eliminar cualquier resto de comida o de pasta dentífrica.
– Dejar que el cepillo se seque antes de taparlo, eligiendo un capuchón con orificios. Si lo guardamos mojado, estamos facilitando el crecimiento bacteriano ya que esto se produce en ambientes húmedos.
– Debemos colocar el cepillo de forma vertical, con la cabeza hacia arriba y si compartimos el mismo vaso para apoyarlo, tener cuidado de que no toque otros cepillos para evitar la contaminación cruzada.
– Es importante no dejar el cepillo cerca del lavabo para no salpicarle con jabón al lavarnos las manos o con otros productos que utilizamos como perfumes, spray para el cuidado del cabello…
– Si nos vamos de viaje, no podemos olvidarnos del cepillo de dientes y guardarlo de forma adecuada para que no se ensucie ni se aplasten las cerdas.
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